La relación de cada uno con los niños es diferente. Algunas personas odian a los niños y les molesta su mera presencia, mientras que otras los adoran. Es diferente para cada persona. Pero creo que eso está bien. Sería un poco extraño que todo el mundo amara a los niños o los odiara. Por otro lado, es comprensible que a algunas personas no les gusten los niños. Puede que desde la infancia o la adolescencia sepan que no les gustan los niños y lo tengan arraigado. En lugar de eso, se dedican a otras profesiones o a algo completamente distinto. Por otro lado, nadie puede juzgar a nadie.
Algunas personas se lo montan así, otras así. Lo que elijan depende de ellos. Pero en la sociedad actual, parece que estamos predispuestos a tener hijos. Como si estuviéramos destinados a tener hijos. Pero no a todo el mundo le interesan sólo los niños, y la sociedad y el entorno tienen que entenderlo. Además, creo que es mucho mejor que la gente a la que no le gustan los niños no los tenga a que la gente a la que no le gustan los niños los tenga y sufra, y por supuesto los niños sufrirán el doble. Yo lo diría de esta manera. Que las mujeres no saben lo que es el amor maternal hasta que ellas mismas lo conocen y tienen hijos.
En cierto modo, antes no entendía a mi madre, que se preocupaba por mí, pero ahora sí, y quizá incluso mucho peor que mi madre entonces, que se preocupaba por mí. Y lo acepto como algo muy natural. Es normal preocuparse por los hijos. Por ejemplo, cuando sube las escaleras, sólo veo escenarios catastróficos. Pero, por otro lado, sé que puede hacerlo y que hay muy pocas posibilidades de que se caiga. Pero tú sólo tienes miedo. Por otro lado, si la madre no se preocupara en absoluto por el niño, creo que sería peor. La madre daría a entender, de alguna manera oculta, que no le importa su hijo. Pero, afortunadamente, esas madres son muy pocas.